José
Iglesias de la Casa (Salamanca, 31 de octubre 1748 - Carbajosa de la
Sagrada, Salamanca, 26 de agosto 1791), poeta español.
estudió
humanidades en la Universidad de Salamanca y recibió de sus
compañeros el mote de Arcadio. En 1784 se hizo
sacerdote en Madrid. Escribió en sus primeros años poemas picantes
que circularon de forma manuscrita y en su edad
adulta
se dedicó más al género bucólico,genero
que trata de la vida en el campo,
más de acuerdo con su estado de
sacerdote.
Escribió también poemas didácticos como La niñez laureada
(Salamanca, 1785), sobre el examen del niño Picornell, presunto
beneficiario del método de
enseñanza
innovador de su padre, el luego revolucionario Juan Bautista
Picornell, o La Teología (Salamanca, 1790). Tambien
hizo letrillas
al estilo barroco de Quevedo y Góngora, que fueron muy
populares.
Compuso también una elegía, El llanto de Zaragoza. Destacó, pues, como poeta satírico en sus letrillas, epigramas y sátiras, que demuestran lo mejor de su ingenio, mientras que resultan algo falsas sus poemas románticos y desmayados sus poemas didácticos. Se le ha agrupado en la llamada Escuela Poética Salmantina, con otros genios de la misma como Forner, Juan Meléndez Valdés, del que ya hemos hablado, José Somoza, Fray Diego Tadeo González y Francisco Sánchez Barbero. En sus obras hay huellas de Góngora y Quevedo en las letrillas, de Marcial y Baltasar del Alcázar en los epigramas, de Bernardo de Balbuena en los poemas de amor, de Anacreonte y Esteban Manuel de Villegas en la poesía ligera y de Horacio y Fray Luis de León en las odas. Recopiló sus poemas de amor, idilios y letrillas anacreónticas en su obra La esposa aldeana.
Publicó un libro de romances titulado La lira de Medellín. Ciertas porciones de sus líricas satíricas eran ofensivas contra las autoridades y la edición de 1798 fue colocada en el Index por la Inquisición. Esta acción fue rechazada por sus más cálidos amigos, como Francisco Tofar, que publicó un folleto titulado Memoria en defensa de las poesías póstumas de don José Iglesias de la Casa; dirigida al Santo Tribunal de Valladolid, por Don Francisco de Tofar (Salamanca, 1803).
Compuso también una elegía, El llanto de Zaragoza. Destacó, pues, como poeta satírico en sus letrillas, epigramas y sátiras, que demuestran lo mejor de su ingenio, mientras que resultan algo falsas sus poemas románticos y desmayados sus poemas didácticos. Se le ha agrupado en la llamada Escuela Poética Salmantina, con otros genios de la misma como Forner, Juan Meléndez Valdés, del que ya hemos hablado, José Somoza, Fray Diego Tadeo González y Francisco Sánchez Barbero. En sus obras hay huellas de Góngora y Quevedo en las letrillas, de Marcial y Baltasar del Alcázar en los epigramas, de Bernardo de Balbuena en los poemas de amor, de Anacreonte y Esteban Manuel de Villegas en la poesía ligera y de Horacio y Fray Luis de León en las odas. Recopiló sus poemas de amor, idilios y letrillas anacreónticas en su obra La esposa aldeana.
Publicó un libro de romances titulado La lira de Medellín. Ciertas porciones de sus líricas satíricas eran ofensivas contra las autoridades y la edición de 1798 fue colocada en el Index por la Inquisición. Esta acción fue rechazada por sus más cálidos amigos, como Francisco Tofar, que publicó un folleto titulado Memoria en defensa de las poesías póstumas de don José Iglesias de la Casa; dirigida al Santo Tribunal de Valladolid, por Don Francisco de Tofar (Salamanca, 1803).